A veces, las canciones son una vía de escape tremenda... Hoy por ejemplo, me refugio en esta frase de Queen, de la tan conocidísima Bohemian Rhapsody, "nothing really matters." Porque si lo pensamos, nos solemos rayar por cosas que no son a veces tan importantes, y eso nos hace daño. Pero si nos detenemos a pensar un poco, ¿quién está ahí realmente para nosotros? Ni siquiera nuestra sombra. Y sin embargo, tantas son las veces que estamos preocupados por caer bien, por encajar, por ayudar... cuando la gente en realidad siempre mira a su ombligo, y ya no importa nada más...
¡Tenemos que querernos más, y no dejar que nuestra felicidad dependa de cosas tan pequeñas!
30 de septiembre de 2012
Nothing really matters.
Etiquetas:
consejos,
Motivación,
Reflexiones,
Tips
19 de agosto de 2012
Balanza.
Muchas veces me han dicho que lo mejor cuando tenemos un dilema, es pensar en equilibrar las cosas y decidir qué está bien y que no y cómo estás tú mejor: soportando lo malo y pasando poco a poco o, definitivamente, siendo egoísta y eligiendo lo que es mejor.
Pero el dilema sigue estando, porque entran en juego sentimientos, recuerdos, momentos y sensaciones que no quieres perder por nada del mundo...y a la vez, para establecer ese equilibrio, no sólo tienes que sopesar las cosas malas, sino lo que has aprendido de ellas y cuanto has crecido.
Llega un punto de la vida en que tenemos que decidir, por muy difícil que sea, si queremos vivir con todos esos sentimientos, momentos, recuerdos y sensaciones y con los días malos y sus rayadas y enseñanzas correspondientes o dejarlo atrás y empezar de cero. Y eso es lo realmente complicado: poner tu vida en una balanza...
¡Hola!
Se que hace siglos que no escribo nada. Es que estaba de vacaciones (?) No, ya en serio. El cargador de mi portátil está roto, así que una vez más yo estoy sin ordenador y desde el móvil (cuando decide funcionar) es una auténtica tortura escribir. Pero aún así, tengo muchísimas ganas de volver y expresar aquí lo que siento y que vosotros (si es que me seguís leyendo) tengáis la oportunidad de identificaros con mis textos :)
Así que ahora después volveré a escribir por fin, después de casi dos meses.
¡Nos leemos pequeños!
26 de junio de 2012
Verano
Ya sí que no hay marcha atrás. El curso ha terminado prácticamente, tan sólo quedan unos días. Y habrá que decir hasta luego hasta septiembre, y a algunas cosas, un adiós para siempre. A cosas como mi almohada, mi cama y esas cuatro paredes que tantas cosas han visto este año. Esas cuatro paredes de la habitación que me ha acogido entre sus brazos cuando más lo he necesitado. Y me he perdido entre papeles, tinta y grafito muchas veces. Y entre notas altas de música desconocida.
Pero de nada sirve anclarse en lo vivido; mejor pensar en el día a día. Ahora vienen los días de descanso, de piscina, playa, sol, helados y noches largas sentados en nuestros propios recuerdos hasta bien entrada la noche, donde el calor no te haga perder la noción de dónde estás.
Ahora viene lo que todo el mundo espera con ansia: días para no hacer nada, para disfrutar hasta que queramos en la calle y luego dormir lo que nos de la gana.
Sin embargo, aunque yo también tengo ganas de no hacer nada, de leer los libros que quiera, de poder acostarme cuando quiera, salir sin pensar en cuándo volver porque luego no tendrás que madrugar... no me entra en la cabeza tener que irme. Este año, más que ninguno, no quiero despedirme, porque supone alejarme de algo importante para mi. Muy importante de hecho. Supone alejarme de él, mi pequeño. Y aunque hay que organizarse para vernos y se que lo vamos a conseguir, sigo sin querer que acabe esto, que llegue definitivamente el verano...
Pero de nada sirve anclarse en lo vivido; mejor pensar en el día a día. Ahora vienen los días de descanso, de piscina, playa, sol, helados y noches largas sentados en nuestros propios recuerdos hasta bien entrada la noche, donde el calor no te haga perder la noción de dónde estás.
Ahora viene lo que todo el mundo espera con ansia: días para no hacer nada, para disfrutar hasta que queramos en la calle y luego dormir lo que nos de la gana.
Sin embargo, aunque yo también tengo ganas de no hacer nada, de leer los libros que quiera, de poder acostarme cuando quiera, salir sin pensar en cuándo volver porque luego no tendrás que madrugar... no me entra en la cabeza tener que irme. Este año, más que ninguno, no quiero despedirme, porque supone alejarme de algo importante para mi. Muy importante de hecho. Supone alejarme de él, mi pequeño. Y aunque hay que organizarse para vernos y se que lo vamos a conseguir, sigo sin querer que acabe esto, que llegue definitivamente el verano...
18 de junio de 2012
Perdidos.
No voy a hablar de más tic-tases mudos, ni de más calles que nos absorben mientras el tiempo pasa impoluto. Porque si algo debemos saber, es justo eso.
Hay que acostumbrarse a que cuando algo sucede, ya no hay marcha atrás. Somos lo que elegimos, y no del revés. Siempre vamos a tener muchas opciones delante de las narices, y no somos alguien por elegir una u otra; es precisamente la elección lo que nos forma como personas.
Y a medida que pasan los días, todo cambia y a la vez es igual. Si de verdad queremos que algo mejore, deberemos volver a elegir. Lo único que es esencial es recordar que si nos olvidamos de nosotros mismos, entonces, estaremos perdidos.
Hay que acostumbrarse a que cuando algo sucede, ya no hay marcha atrás. Somos lo que elegimos, y no del revés. Siempre vamos a tener muchas opciones delante de las narices, y no somos alguien por elegir una u otra; es precisamente la elección lo que nos forma como personas.
Y a medida que pasan los días, todo cambia y a la vez es igual. Si de verdad queremos que algo mejore, deberemos volver a elegir. Lo único que es esencial es recordar que si nos olvidamos de nosotros mismos, entonces, estaremos perdidos.
17 de junio de 2012
Aprender.
Las respiraciones se atascan con los gritos de un reloj congelado para siempre en una hora demasiado repetitiva: 23:23. Las gentes chocan, se funden y corren con su típico estrés en noches llenas de prisa y más prisa. Nervios, ansiedad... ¿Acaso no saben que existen los paseos tranquilos y ciertas horas muertas para descansar del murmullo ensordecedor de la rutina? Creo que lo ignoran. Están demasiado ocupados en vivir con rapidez para pararse a disfrutar de lo que los rodea. Prefieren perder su tiempo creyendo que lo aprovechan, que aprovecharlo realmente.
Y las aceras estrechas los miran y sienten sus pies demasiado pesados ya, caminando de nuevo con rapidez. Y los coches no paran, y las agujas del reloj siguen congeladas porque nadie piensa en su existencia ya. Los árboles se quedan sin hojas, y de repente las vuelven a tener verdes. Verano, calor, sol y playa tocan a sus diminutas puertas, pero a veces no tienen tiempo ni para ellos. Nunca tienen tiempo de mirarse a sí mismos, de cuidarse, de ser egoístas. No saben serlo, y nunca parece que vayan a aprender...
Y las aceras estrechas los miran y sienten sus pies demasiado pesados ya, caminando de nuevo con rapidez. Y los coches no paran, y las agujas del reloj siguen congeladas porque nadie piensa en su existencia ya. Los árboles se quedan sin hojas, y de repente las vuelven a tener verdes. Verano, calor, sol y playa tocan a sus diminutas puertas, pero a veces no tienen tiempo ni para ellos. Nunca tienen tiempo de mirarse a sí mismos, de cuidarse, de ser egoístas. No saben serlo, y nunca parece que vayan a aprender...
11 de junio de 2012
Quizá.
Quizá es el calor o quizá los nervios porque todo está acabando. Quizá
es el ruido demasiado atronador de las calles en hora punta, o mi propio
murmullo interior lo que me hace echarte de menos así. Quizá es que hay
demasiado peso en mi espalda o demasiadas gotas de sudor empañando
sueños...
O quizá, simplemente, es que sigo sin resignarme y sin acostumbrarme a no ver tu cara u oír tu risa. Quizá sigo esperando que me des un caramelo cuando estoy triste... y sé que espero demasiado, porque el tictac de un mudo reloj me cuenta que es hora de entender que ya no estás...
La cuestión es comprenderlo o dejarlo pasar una vez más, guardando tu sonrisa en cada hueco de mí misma...
Y quizá hago mal, pero prefiero disfrutar con lo último, que decir adiós para siempre...
O quizá, simplemente, es que sigo sin resignarme y sin acostumbrarme a no ver tu cara u oír tu risa. Quizá sigo esperando que me des un caramelo cuando estoy triste... y sé que espero demasiado, porque el tictac de un mudo reloj me cuenta que es hora de entender que ya no estás...
La cuestión es comprenderlo o dejarlo pasar una vez más, guardando tu sonrisa en cada hueco de mí misma...
Y quizá hago mal, pero prefiero disfrutar con lo último, que decir adiós para siempre...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)