31 de diciembre de 2014

Qué más da.

Lo que menos me gusta de las despedidas es decir adiós. Creo que esto ya lo dijo alguien, pero qué más da. A veces se nos nubla el corazón y se nos embota la mente, o del revés, qué más da. La verdad es que sólo quiero dormir sin pensar en el mañana, pero es contradictorio porque cuanto más insisto en no evocar su risa, más presente está... Y qué más da. O no... quizá sí da algo. Da rabia e impotencia no saber qué hacer, tener tantas cosas delante y sólo querer una... no decir adiós. Quedarte en el mismo sitio con la misma persona... o no. Porque no sabes si seguirá saliendo bien y si estás perdiendo por querer ganar. A veces la confusión es tan grande que lo mejor es dejar que se convierta en lágrimas y abrazar la almohada mientras dejas que te ahoguen. O no... Quizá salir fuera a reírte tú también mientras saboreas ese asqueroso sabor a regaliz negro que a él tanto le gusta... Ah, la vida y las despedidas... que no tienen por qué serlo, pero que en un segundo vienen, te dan una hostia y te dejan ahí tirada con tus miedos y tus dudas.

17 de diciembre de 2014

Como el azul del cielo.

¡Buenos días! O tardes jajaja Mi mañana empezó hace ya bastante, y hoy me he despertado con energía, y también me han hecho estar de mala hostia en el banco, pero no pasa ná! Hoy había pensado en no traer nada... pero llevo demasiado tiempo sin escribir aquí, y me apetece compartir con vosotros (aunque seáis pocos), lo que siento. Bueno pocos pocos no sé... De vez en cuando sé que la gente me cotillea, así que a esos cotillas... ¡hola! Me alegro de que os paséis :D Hoy el cielo es azulísimo, y no me apetece nada estar dentro de casa, pero aaamigos, la navidad ya mismo llega y eso en lenguaje estudiantil (o profesoril) significa que nos toca hacer de todo, menos descansar. Esta semana los astros (sí, amigos, ¡los astros!) se han puesto de acuerdo para que tengamos mil cosas que hacer y no tenga uno tiempo ni de rascarse el culo... Pero yo sigo rascándomelo, que pica coño, ¡que pica! Y hoy, pese a que ayer estaba más seca que la mojama y bastante triste... hoy el sol brilla y yo canto por bulerías (o como un gato ahogándose, para ser más exactos). La cosa es que hoy me he levantado positiva y no pienso dejar que nada me arruine el día. Normalmente, lo primero que hacemos cuando nos levantamos (no mintáis, lo hacemos todos) es coger el móvil y ponernos a mirar qué hay de nuevo en Facebook, Twitter y demás etc. Pero hace unos días decidí desinstalarme dichas aplicaciones del teléfono. Hace como cosa de un mes, también me desactivé las cuentas... pero luego recapacité y no. Jamás debemos darle el poder a nadie de controlarnos así ni de hacernos sentir tan mierdas que hasta decidamos quitarnos de "en medio". Así que allá que volví, cargada de miles de cosas, para quedarme. Pero quería que fuera diferente. Siempre he estado (desde que lo tengo) enganchadísima al teléfono y eso no es sano para nadie. Así que ahora, con mi nuevo modo de vida sin dichas aplicaciones en el teléfono, me aburro a veces más (porque estaba demasiado acostumbrada), pero empiezo a sentirme mucho mejor y cuando las visito, ya no estoy el mismo tiempo ni de coña en ellas. Además, se me está pasando un poco la mala costumbre de mirar todas las novedades, que a veces dolían porque una ve cosas que vaya tela, sin venir a cuento es como BOOM... y joden. Pero ya no, señores... ya no :D Así que ahora sí me paro a ver ese azul del cielo o esas nubes cubriéndolo y, aunque a veces tenga días con un humor de perros (porque todos los tenemos), me encanta poder disfrutar muchísimo más de lo que tengo, de los pequeños detalles... me encanta poder disfrutar de un simple café con quien de verdad me quiere.

16 de diciembre de 2014

Amor propio.

Quizá todo esté escrito, o no. Creo que somos una mezcla de destino, suerte y elecciones que hacemos a lo largo de nuestro camino. Y sé que he elegido mal muchas veces, y ahora me siento aquí a escribir que lo siento, porque cuando miro y veo lo que he conseguido con ellas, no me siento feliz del todo. Y quizá ese sea el castigo por querer permanecer en sitios donde no encajo... Quizá ese sea el castigo por intentar agradar cuando se que no agrado, pero en lugar de irme, me quedo como una buena masoquista. Pero la única forma de ser feliz es encontrarse a uno mismo, alejarse cuanto haga falta de todo y mirarnos, reflexionar y encerrarnos en nuestra propia mente para saber quiénes somos. Pero, sobre todo... hay que valorarse y quererse. Por encima de todo.

Escribir.

Es bueno desahogarse siempre... y qué mejor manera de hacerlo que escribiendo. Dejándome la piel en cada huella que suelto sobre el papel, sin importar el tiempo que pase, siempre quitándome el caparazón para dejar lo mejor y lo peor de mi. Me encanta levantarme y pensar en lo que todavía me queda por escribir, por hablar, por reír o llorar. Dejarlo todo plasmado en el oyente que jamás juzga, mi querido papel. Porque no importa si es bueno o malo, me puedo deshacer en miles de volutas de polvo de grafito y quedarme quieta, sintiendo cómo todo lo malo se va, y explota. Es una sensación que jamás podré expresar con palabras, y mira que de eso se trata... Escribir aquí o en una servilleta si hace falta, pero hacerlo cuando la necesidad es alta y la inspiración te toca en la frente... Hacerlo simplemente cuando quiero estar en paz conmigo misma y llenarme de tranquilidad. Algunos leen, otros escuchan música, otros salen a correr y yo... escribo. Siempre escribo.

Vanos...

Desde mayo hasta aquí... he tenido muuucho tiempo para pensar y mucho tiempo para que me abandonen y hasta yo misma me olvide de mí. ¿No os pasa que a veces tenéis la enorme sensación de que hacéis el mayor esfuerzo que podéis por agradar a alguien que de verdad os importa, pero este alguien pasa y os lo jode todo? Todas las ilusiones que pones y todos los esfuerzos que haces se esfuman. Se van a la mierda, hablando mal y pronto. ¿Y por qué seguimos como idiotas intentando agradar? Pues eso mismo llevo yo preguntándome toda mi vida... Y no me entra en la cabeza que la amistad es de dos... y que si uno pasa, entonces el otro poco puede hacer. Es cierto que todos tenemos días malos, ¿pero en serio tenemos que pagarlo con las personas que están a nuestro alrededor y que simplemente están ahí porque nos quieren? Yo también lo he hecho. He tenido días malos, feos, grises o negros, como queráis llamarlos con las miles de metáforas que hoy en día existen para llamar a los días de mierda... Los he tenido a millones, y he pagado mi mal humor y mi estrés con los que estaban a mi alrededor... y me arrepiento. Me arrepiento muchísimo porque cuando alguien me lo hace, me escuece. Me duele muchísimo y no logro entender por qué esa persona está siendo así... pero luego me siento y lo entiendo. Aún así, me desvío, como siempre... porque hablo mucho, ¿verdad? Que esa es otra. La gente diciendo los defectos de los demás como si fueran una broma y a nosotros nos hicieran gracia... Pues no, ¿vale? JODE MUCHO. Yo no voy por ahí diciendo los defectos de los demás, y de verdad que mucha gente debería meterse la lengua en el culo porque duele cuando a uno le dicen los defectos. Pero en definitiva... tengo la mente ahora mismo colapsada con miles de ideas... Miles de tristezas que no me dejan dormir bien ni estar tranquila, porque muchas entradas en este blog son como mi corazón abierto, y en muchas lo he dicho... No entiendo por qué la gente se distancia. Entiendo que hay muchos tipos de amistad, entiendo que la gente crece... pero no entiendo que uno se esfuerce y aún así, de un día para otro la gente ya ha cambiado. Sin explicación, sin libro de instrucciones para entenderlo... Tal cual. Y ahí te quedas tú, con tu cara de panoli después de haber dado el 100% de ti y más, y de haber obtenido un triste 10 de todo lo que diste... Después de tantísimos esfuerzos vanos.