2 de noviembre de 2012

Personas.

¿Os habéis preguntado alguna vez por qué somos tan crueles? Sí, lo que leéis. No entiendo por qué tenemos que ir juzgando a todo el mundo por la calle. ¿Os habéis parado a miraros? Todos tenemos algún desperfecto, y tampoco es cuestión de ir con la excusa 'soy humano' y 'todos criticamos' para así poder hacer lo que nos de la gana. Si en lugar de hablar mal nos parásemos a vivir nuestra propia vida, veríamos que quizá no somos tan perfectos como creemos y que hay más problemas de los que pensamos. Yo soy la primera que va por la calle y siempre tiene algún comentario para una u otro, no importa quién sea. Hasta que descubres que de ti pueden pensar lo mismo o incluso cosas peores. Y es entonces, cuando te das cuenta de que también eres vulnerable, cuando comprendes que ellos también se ríen de ti, se burlan, te critican, hablan, hablan y hablan. Es entonces cuando te sientas en tu habitación -o en medio de un parque, no importa- y piensas en el daño que te hace saber lo mal que puedes llegar a caer o lo que puede pensar otra gente de ti con tan sólo una mirada. Cuando sientes ese dolor, esa impotencia... entonces comprendes que por muy 'humano' que seas y por mucho que creas que puedes equivocarte, todo tiene un límite. Y si esa persona a la que miras mal o de la que, interior o exteriormente, comentas algo tiene defectos, tú también los tienes. Porque todos somos personas.

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