Hace mucho que decidí que, aunque me costara un grandísimo esfuerzo, no pensaría en nada negativo, que caminaría siempre de la mano de la mejor de mis sonrisas y que, ante todo, me dejaría llevar. Y hoy, pese a que me sigue costando, hago justo eso.
El futuro me mira desafiante desde su posición; el verano, una estación tan deseada por tantos, es temida por mí por demasiadas cosas: entre ellas, lo que puede quedarse atrás. Pero aunque me rete con su osadía, yo le respondo con mi sonrisa, más desafiante aún si cabe. No, no sé que va a pasar, ni siquiera sé dónde estaré mañana; nadie lo sabe y yo no pretendo hacerlo... Lo único que tengo seguro, es que voy a vivir los días como si cada respiración fuera la última, dando todo de mí en cada gesto, con un simple abrazo o una broma. Y lo que tenga que pasar, que ocurra, sin miedo. Porque lo que tengo ahora, mañana seguiré teniéndolo sin importar de qué manera; estaré aquí pese a todo y todos, porque lo prometido es deuda y porque me apetece seguir a su lado, da igual el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario