6 de marzo de 2012

Tiempo.

Hace mucho que decidí que, aunque me costara un grandísimo esfuerzo, no pensaría en nada negativo, que caminaría siempre de la mano de la mejor de mis sonrisas y que, ante todo, me dejaría llevar. Y hoy, pese a que me sigue costando, hago justo eso.
El futuro me mira desafiante desde su posición; el verano, una estación tan deseada por tantos, es temida por mí por demasiadas cosas: entre ellas, lo que puede quedarse atrás. Pero aunque me rete con su osadía, yo le respondo con mi sonrisa, más desafiante aún si cabe. No, no sé que va a pasar, ni siquiera sé dónde estaré mañana; nadie lo sabe y yo no pretendo hacerlo... Lo único que tengo seguro, es que voy a vivir los días como si cada respiración fuera la última, dando todo de mí en cada gesto, con un simple abrazo o una broma. Y lo que tenga que pasar, que ocurra, sin miedo. Porque lo que tengo ahora, mañana seguiré teniéndolo sin importar de qué manera; estaré aquí pese a todo y todos, porque lo prometido es deuda y porque me apetece seguir a su lado, da igual el tiempo.

No hay comentarios: