14 de febrero de 2012

Oscuridad.

No se trata de levantarse, de estar en todos y cada uno de los buenos momentos, de reírse... es algo más. Es saber afrontar los precipicios, estar en los momentos malos sobre todo, y no de reírse, sino de pintar esas sonrisas. Se trata de caminar rompiendo los relojes que a veces nos encadenan, de dejarse llevar, siendo uno mismo en cada tic-tac. Es saber compensar un día pésimo con uno mil veces mejor, saber enfrentarse a los miedos y, cuando haya tormenta, no huir, sino aprender de los errores y del mal tiempo bailando bajo la lluvia. Es también acertar al evadirse del mundo si sabemos que no podemos con ciertos baches o curvas, pero al menos, no perjudicar a nadie. Es vivir al límite, disfrutando de cada respiración como si fuese la última, de cada rayo de sol como si estuviera atardeciendo. Equivocarse, para así aprender. Caerse, porque sino, nunca sabremos qué significa levantarse. Correr sólo para poder andar lenta sintiendo el camino cuando más te apetezca. La vida es todo eso, y más. Es amistad, es riesgo, son caídas, tropiezos, un tira y afloja en el que puede pasar de todo: ganar... y perder. Pero pese a eso último, la vida es positiva. Vívela, no importa cuántas veces te hundas: siempre habrá alguien dispuesto a sacarte de tus abismos. Y lo más importante, sonríe siempre, sin importar la oscuridad.

No hay comentarios: