27 de diciembre de 2011

Inspiración.

Tiemblas de pies a cabeza. Los dedos de las manos los tienes tan relajados que apenas puedes moverlas. Es como si estuvieran dormidos. Te giras y ves que la noche más azul de toda tu vida te mira sonriente. ¿Cómo explicar los escalofríos que te recorren la columna cuando la Luna te mece en sus brazos? ¿Cómo contar la manera en que sientes el fuego burbujeando en tu pecho cuando las hojas de un árbol te rozan el pelo al caer? Dime cómo sientes los colores en el alma; cómo notas cada uno de los suspiros que te elevan; dime cómo poder contar estrellas cuando lo único que hay es esa Luna. Esa Luna roja que te observa desde el cielo, incitándote a ser libre, a volar con ella, cogida de la mano de tus sueños. Esa Luna que sólo puedes describir como tu propia inspiración.

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