10 de enero de 2012

10193 :)

Iba atacada. Primer día de universidad, no conocía a nadie y ni siquiera sabía dónde mirar. Venía de haber estado de fiesta, con los ojos pegados y después de dar muchísimas vueltas para encontrar la clase, me senté en el que ahora es mi sitio favorito de esas escaleras tan conocidas.
Recuerdo que cuando entré a clase, ya hablaba con Marta G.C. Pero también recuerdo que cuando nos sentamos, entraste con cara de asustada y te sentaste a mi lado. Y yo como siempre, hablando sin parar, hasta que conseguí que te rieras.
Estábamos también muy concentradas cogiendo apuntes del correo y etc en la primera clase de español del curso. Creo que desde entonces, no he vuelto a estar tan atenta. Claro, también cuenta que era el primer día y que no sabía ni cómo serían las clases; por eso copiaba todo lo que la profesora decía.
Nunca más he vuelto ni a sentarme en ese sitio, después de las primeras semanas, ni a atender demasiado en clase. Pero algo que siempre voy a admirar, es tu fuerza de voluntad. No sólo por sentarte y copiar, sino porque intentas que tus amigos hagamos algo, nos animas y siempre aconsejas. A mi sobretodo, que te sabes mi vida y, si cabe, la mayoría de mis cicatrices.
Es por eso, entre otras muchas cosas, por lo que escribo esto. Para agradecerte que aquel día te sentaras a mi lado y me dejaras entrar en tu vida, regalándome no sólo la primera sonrisa, sino muchas más. Para decirte que mi mano también estará siempre, al igual que la tuya ha estado, por si te caes, sujetarte- y lo de caerte lo digo figuarada y literalmente jaja. Pero más que todo eso, para decirte que nunca cambies, que eres genial y muy especial. Que espero que esto sea así los cuatro años de facultad y luego, otros cincuenta más. Que este es el primero de muchos cumpleaños juntas, que lo sepas. Y por último, que lo de te quiero, se te queda corto.

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