24 de enero de 2012

Fuertes.

Después de todo, sigo pensando en la relatividad de las cosas que nos rodean y en la del tiempo, sobretodo. Apenas cinco miserables minutos sirven para imaginar una vida entera, y también para que una amistad que existía, se esfume como si nunca hubiese estado ahí.
¿Cómo es posible que las cosas sean tan distintas de apenas un día para otro? Que sin motivos, sin lógica y sin causa todo se pierda es, como mínimo, frustrante.
Pero han sido demasiados los días que le he dado vueltas y eso no es bueno, que uno se marea. Es la vida la que da las vueltas, el verdadero tiovivo; no mi cabeza. Y por eso, aunque al principio doliera y ahora de alguna manera esté presente, el tiempo pasa con esa misma relatividad de siempre: si estamos mal, muy lento; si estamos disfrutando, rapidísimo. Y si estamos olvidando, no importa... sigue pasando, haciéndonos a cada segundo más fuertes.

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