2 de enero de 2012

Trece.

Nació el diez de diciembre de 1993 y sus ojos verdes son mi maldito delirio. Y qué decir de su sonrisa y los remolinos en mi estómago cada vez que la veo... Porque es ella, tan fuerte pese a todo lo que a veces la rodea. Es ella la que sale y le planta cara al mundo, al miedo, a los retos. Porque es ella quién aunque a veces cae, sabe levantarse. Con esfuerzo, mucho esfuerzo... Pero permanece arriba. Y si me pierdo viene, me busca... y me encuentra siempre. Y qué voy a decir yo de ella, si me pierde cada vez que mueve sus caderas mientras baila conmigo y le vuelve a plantar cara al miedo y a los relojes que la oprimen. Quién sino iba a ocupar ese lugar en mi blog, sino ella. Ese número que tanto me gusta, siempre tan imperfecto, justo lo que lo hace precioso. Sólo ella podría ser esa imperfección completamente perfecta: mi número trece.

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